Tengo tantas cosas por contar
pero desconozco
el idioma de los poetas,
la métrica no es mi fuerte
todas las líneas son vagas
por eso nada de lo que escriba
estará a la altura de lo que siento.
Tengo tantos miedos
que si fueran tela
podría hacer una manta
para esconderme
cuando llegue el fin del mundo,
porque soy fatalista
y temo hasta de los dos golpes que dan a mi puerta,
los cuales nunca atiendo
porque no sé si al abrir encontraré felicidad
o desolación.
Tengo tanto en el pecho
que ya se me han acabado
las lágrimas,
los sentimientos me asfixian
y se quedan atorados en mi garganta
porque no logro vomitarlos.
Y la bulimia nunca será poética.
Tengo tantas suturas en mi músculo cardíaco
que no me sorprendería
ahogarme por dentro
por culpa de una hemorragia imaginaria
pero no soy médico,
sino una niña que sólo sabe de banditas
y metáforas.
Tengo tanto
que todo lo que escribo
parece nada
porque mi vida
siempre ha sido un vaso
que ya no sé si está medio lleno
o medio vacío
pero siempre está roto de los bordes
y corta.
Hiriente.


- María Celeste R.

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