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Mostrando las entradas de noviembre, 2019

Cruzo los dedos

Y, ojalá, pueda encontrarte en otras vidas. Ojalá nos encontremos, te vea y sepa que te he conocido antes. Ojalá que, entonces, deje de dudar de todo y te diga que sí sin pensarlo; que yo sea menos inexperta y orgullosa, que no conozca palabras hirientes y que tenga ganas de intentarlo siempre. Ojalá te encuentre siendo menos arrogante, más arriesgado y sediento de querer saberlo todo; que me veas y sientas la certeza de que soy yo quien te ha esperado durante varias vidas. Ojalá nos crucemos en el momento correcto, ojalá encuentres la cruz en el mapa, ojalá me quieras tanto para que la espera valga la pena. Ojalá, ese día, no lo arruinemos. - María Celeste R.

Nadie se parece a ti

A veces me permito extrañarte. Cuando veo tu sonrisa en medio de tanta gente, otros ojos, otras manos parecidas a las tuyas, sé que la vida tiene sentido del humor. Hace poco escuche tu voz diciendo mi nombre, mordiendo cada sílaba. Pero no eras tú, era alguien más cuya boca emitía un sonido parecido a la tuya. Estás en cientos de personas que sólo soy capaz de ver cuando quiero encontrarte en cada rostro que me cruzo. No son los demás. Nadie se parece a ti, pero a mí me gus ta fingir que sí. Así te extraño un poco menos. -María Celeste R.

Las expectativas al suelo

No suelo esperar mucho de las personas, intento protegerme bajando las expectativas. Ya sabes, entre más alto, más dura la caída. De la única persona que espero muchísimo es de mí. Me he exigido toda la vida y sé que no me voy a fallar porque conozco mejor que nadie cuánto me esfuerzo. Así que, cariño, de ti no esperaba la luna, las estrellas o el cielo entero. No esperaba que fueras incondicional, que me perdonaras todo o sentirme única para ti, hoy en día eso sería pedir de masiado. Y ya sé, qué triste. Tan sólo esperaba que me quisieras lo suficiente como para querer intentarlo siempre, que te alegraras al verme, que no quisieras tirar todo al vacío cada dos por tres. Al final me dolió más lo que dejaste de hacer que lo que en realidad hiciste. Que te fueras y no se te encogiera ni un poquito el corazón, que tu último mensaje no fuera una despedida sino un reproche hostil, que me miraras una última vez y no te dieran ganas de regresar. Quizá pido demasiado. O no. - Mar

Al final nadie se queda conmigo

Te dije adiós cuando sólo deseaba retenerte, alcanzarte, tocar tu hombro y pedirte que te quedaras. Me di la vuelta pensando en los miles de "para siempre" que nos susurrábamos todas las noches pegados al teléfono, en la carcajada antes del llanto, en nuestras bromas sin sentido, en la única certeza que tenía sobre un futuro que solía aterrarme: tú en él. Pero amor, ya me cansé de pedirle a las personas que se queden en mi vida y no voy a permitir sentirme insuficiente porque sé que no lo soy y ojalá, en el camino, me encuentre con quienes tampoco lo crean. Te dije adiós con la boca llena de ganas de quedarme pero con un corazón que me pedía a gritos rendirme contigo. - María Celeste R.

Una vez fui

Una vez fui tu salvación a mitad del naufragio, tu punto y coma en la muñeca, el primer atajo para salir del laberinto. Fui la niña perdida en un parque, tu amuleto perdido, un café en una tarde invierno, la media sonrisa entre el alboroto. Pero también fui el tatuaje que borraste con cuchillas, tu nudo en la garganta, las lágrimas ardiendo en las mejillas, tu puño cerrado con impotencia. Fui las dos caras de la moneda, tus risas y tu llanto, los gritos y las palabras bonitas susurradas a dos centímetros del rostro. Amor, éramos todo pero perdimos el tiempo intentando descifrarnos. Hasta que nos cansamos. Hasta que desistimos. Nos rendimos. Y es lo peor que hemos hecho. Que alguien como tú y como yo coincidan pasa una vez en la vida. Y nos gastamos la oportunidad demasiado pronto. Demasiado jóvenes. Qué pena pasar el resto de tu existencia aprendiendo a no extrañar, a olvidar, a dejar de querer. - María Celeste R.