Nos necesitamos vivas

La muerte de una, es la impotencia de todas.
El "nos avisas cuando llegues" de mis padres.
El "mejor te acompaño a tu casa" de mis amigos.
El "cuídate mucho, no andes sola" de mis profesores.
El "lleva siempre algo para defenderte" de las pláticas preventivas.
Frases que he escuchado desde mi infancia y que se convirtieron en un recordatorio como seguro de vida. Pero no son suficientes. Qué pena y qué rabia que ser mujer sea un eufemismo de muerte.
Según la ONU en los últimos 15 años han muerto 23,763 mujeres y niñas de manera violenta en México, el 98% de los feminicidios en Latinoamérica han quedado impunes, 1 de cada 10 niñas en el mundo ha sido abusada sexualmente, el 70% de las víctimas de trata son mujeres. Estas son cifras alarmantes pero a muchos solo les preocupa que generalicemos.
¿Por qué tengo que cuidarme? ¿Por qué me enseñan a cuidarme de no ser violada o asesinada y no les enseñan a otros a no violar o matar?
Claramente, los feminicidios son un problema de valores, de la prevalencia del machismo y de las viejas ideas. De la mala manía que tienen algunos de creer que nos hacen un favor al gritarnos piropos denigrantes en la calle, de pensar que porque usamos un vestido estamos pidiendo a gritos ser agredidas, de normalizar la violencia en el noviazgo, de romantizar los celos y el acoso.
Yo tengo miedo. Miedo de salir de la escuela y no regresar a mi casa, de tomar un autobús y que no se me vuelva a ver. Miedo de ser atacada, de que se me juzgue por mi ropa, de que mi familia encuentre mi cuerpo sin vida en una carretera. Miedo de vivir siempre con miedo.
No podemos regresar a la vida a todas las mujeres que murieron en manos de su agresor pero sí podemos pararlo.
Si eres madre, fomenta en tus hijos el respeto y amor por los demás, que no está mal ser sensible, que las mujeres no son el sexo débil, que nadie lo es. Que no nos deben cuidar porque somos mujeres, sino porque somos personas.
No digas «es que ella se lo buscó», porque créeme, no lo hizo. No sigas propiciando ese tipo de comentarios.
No, la ropa no dice nada, no grita, no exige. No me visto para provocar, mucho menos para morir.
No, la de al lado no es competencia, es compañera.
No, el feminismo no busca estar por encima de los hombres, busca equidad.
No, la culpa NUNCA es de la víctima.
Y no, no voy a dejar de luchar por mi vida.
Nos necesitamos vivas.

— María Celeste R.

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