Es entonces cuando te conviertes en vida

Me he acostumbrado a caminar sobre el papel
y es lo mismo a caminar encima de alambre
porque sí, la poesía duele pero me gusta.

Es una de esas chicas que son terribles amando
pero es imposible no amarlas,
la poesía es un bonito suicidio
y el mejor develo del humano que la escribe.

Ya me he acostumbrado a dejar parte de mí
en cada letra,
en cada coma,
en cada punto.

Y luego estás tú,
que la poesía no te hace la menor justicia
porque admitámoslo 
no hay poema sin la musa,
entonces si la vida es poesía
y tú eres la musa pero no estás,
entonces, cariño, sin ti no hay vida.

Y ojalá que te acuerdes de esto
cada vez que se te ocurra irte
y no regresar.

Y ojalá que me quieras
y tatúes tu poesía en mi espalda,
porque si no,
sólo seré un lienzo tan triste y seco
como el desierto que forman las despedidas.



— María Celeste R.


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