Cobardía

Me faltó valor para decirte que tu nombre es una herida
que escuece al susurrarla,
que eres el dueño de todos los reproches 
que tengo guardados bajo el colchón,
que los días contigo eran los únicos que no arrancaba
de mi calendario,
que tu sonrisa me provoca lo mismo que la poesía hiriente
que desgarra el alma
pero es tan bella que todo se lo perdono.
Que las flores que me diste me espinaban más
que la alegría que me daba al verlas en el florero
que terminó roto como todo lo que tú me diste.
Que el verano se nos hizo invierno 
y tu actitud, un iceberg,
que tu barco me ahogaba más
que estando fuera de él.
Me faltó valor para decirte que lo nuestro
dolió más de lo que sanó.


— María Celeste R.

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