Madrugadas que duelen

Y es cierto que en esta madrugada 
tu recuerdo se ha colado entre mis sábanas 
y ha entrado en mí
arañando por dentro 
hasta que tuve el valor de liberarlo en un poema.
Escribí tu nombre y siguió doliendo el sólo repetirlo,
creo que lloré pero no hice algún ruido
para no despertar a los momentos que me dañan
y se clavan en mí como estacas 
cada vez que se me da por recordarte.
Me mordí los labios y me desmoroné.
Siempre es así.
Te recuerdo,
me daño
y entonces, ya no sé si es amor o añoranza.


— María Celeste R.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Piezas perdidas

Te quiero