Des(ahogo)

Pasan lo años y no sabemos en qué punto nos perdimos, pero también nos lanzamos como los demás y nadamos hacia la misma dirección.
Entonces parece que ese es el destino, el único que está bien. Y no. Hay más caminos pero nadar contra corriente parece sacado de ficción y nos aterra, porque nunca nos enseñaron que había otra opción.
Y yo también nadé con los demás, fue doloroso y a veces no me sentía feliz, seguí haciéndolo pensando en que rebelarme sería contraproducente. No lo fue, pero eso no lo supe hasta tiempo después.
En los últimos meses he llorado mucho por dentro, tanto que a veces pensaba que iba a ahogarme, pero necesitaba pedirme perdón. Perdón por no seguir mis instintos, mis sueños, mis aspiraciones.
Y ojalá pudiera empezar de nuevo, me consuela saber que al menos aún tengo tiempo.
Ojalá no doliera tanto.

- María Celeste R.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Piezas perdidas