Confinamiento

Somos canciones sin terminar,
espejos rotos que creen en la suerte,
líneas torcidas,
aceras quebradas.

Y pedimos que el mundo se detenga,
al menos por medio minuto,
que nadie llame a la puerta
y nos dejen preguntarnos
por qué hacemos lo que hacemos,
porque ya no tenemos certeza
sobre nada.

Y de repente,
lo que siempre deseamos
deja de tener sentido,
nuestros sueños se cambian por otros
y parece que nada
de lo que hemos construido
vale la pena.

Y regresamos al principio,
a dónde no sabíamos nada,
a la búsqueda de razones,
al descarte de caprichos.

Toca empezar de nuevo,
ser valientes,
renunciar a todo
y tomar lo único aún nos importa.


- María Celeste R.

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