Perdón
porque no me despedí,
ni miré hacia atrás,
tampoco te escribí.
Me guardé el amor
muy dentro de mí,
justo a lado de mi pequeño
pero poderoso ego.

Perdón
porque no respondí
a ninguna llamada,
no pregunté por ti
ni te deseé feliz cumpleaños.
Dolía pensarte
y yo no soy de las que sufre
en voz alta.

Perdón
porque huí
y decidí no correr riesgos,
elegí protegerme
y enterré mi vulnerabilidad.

Perdón
por disculparme hasta ahora
pero aún lloro viendo el regalo
que me diste.

Lo que sí es un hecho
es no me voy a disculpar
por haberme elegido.

Eras tú o yo
y yo siempre he estado
para mí.

Incluso antes de ti.

- María Celeste R.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Piezas perdidas

Te quiero