Ciclo

Dicen que soy buena superando los problemas, que un día puedo estar a punto de lanzarme por la ventana y al siguiente sonreír como si la felicidad fuese a estallar dentro de mí.
No saben cuán equivocados están.
Que no, no es lo mismo decirse «Todo va a estar bien» a realmente estarlo, porque yo me lo he dicho mil veces mientras estoy ahogándome en llanto. 
A veces no me creo nada de lo que digo, otras no tengo idea de lo que hago.
Soy una persona que siente y siente mucho, que se apasiona desmesuradamente y que nunca rompe sus promesas. Por todo lo anterior es que estoy jodida.
Las veces que me he enamorado lo he hecho como si supiera que a la mañana siguiente perderé la capacidad de sentir, cuando hago las cosas las hago como si fueran lo más importante del mundo en ese momento, y cuando prometo algo, primero muerta a no cumplirlo.
Quizá por todo esto es que soy tan vulnerable, tan expuesta, quizá tengo sentimentalismo de sobra y por ello sea tan fácil salir dañada de cualquier lugar, por más cielo que parezca, no todos los aviones son los indicados.
Tendré que acostumbrarme a tocar fondo y luego salir a la superficie, una y otra vez, porque eso hacen las personas todos los días, no soy fuerte pero tampoco soy débil, soy humana y un montón de cosas más.
Todo esto de que me lastimen y lastimar es lo mismo de siempre: Me encierro en mi habitación, lloro hasta secarme, escribo con la letra más fea del mundo, subo las cobijas hasta taparme la cabeza, sigo llorando, dolor de cabeza, más lágrimas, abro la ventana, me lavo la cara y me recojo el cabello en una coleta. Porque por más estúpido que parezca, retirarme el cabello siempre hace que me sienta mejor, es como creer que puedo quitar obstáculos y vencer cualquier adversidad.
Después de todo el drama salgo a desenredar la vida, a cepillarme la existencia y a releer cada una de las razones por las que sigo aquí y no he saltado de la azotea la que siempre subo para sentirme infinita aunque después me crea efímera.
No intenten entenderme, que yo tampoco lo hago.

— María Celeste R.

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