¿Qué hay detrás de los ojos tristes?


Hay un gran vacío, o quizá, hay una enorme añoranza por lo que se ha perdido.

Un amor fugaz o uno demasiado lento. 

Una persona bailando entre las pupilas o una ausencia que se expande hasta acabar con la vista.

Un corazón roto o uno que trae puesto una armadura a prueba de sonrisas que roban suspiros.

Hay miles de historias de amor que merecen ser contadas.

Un adiós o un hasta luego que nunca llegó, un hola o una bienvenida que desgarró el alma.

Voces diciendo “quiero un tiempo” o un “ya no te quiero”. 
Hay remembranzas que muestran lo prohibido o lo acabado, que mantienen vivo el dolor que se creyó haber exterminado. Pero sigue tan latente que provoca un mar de lágrimas mezclado con melancolías, lágrimas que intentan apagar el fuego para que el corazón no termine hecho cenizas.

Se encuentran esos sueños rotos que traté de coser con el hilo de la esperanza.

Las metas personales que se escaparon después varios intentos fracasados. 
La sensación de encontrarte en un laberinto con prejuicios de la gente enfatizando un “no puedes”.

Una familia rota que ya no es la misma del portarretrato de la sala.

Uno que otro amigo falso, que bueno, ustedes saben de lo que les hablo.

La mentira del “siempre estaré a tu lado” o el “todo estará bien” de la cual la vida y los malos momentos me mostraron que sólo es una frase más de cortesía, eso que se debe ser para hacer sentir al prójimo apoyado.

Una soledad rodeada de cientos de compañías que parecen ser nadie.

Un par de sueños rotos sin oportunidad de ser reparados.

Un dolor desmesurado al sentir las cicatrices de nuestras alas, de nuestra alma, de nuestro espíritu.
Detrás de los ojos tristes se encuentran millones de infinitos que nunca se encontraron, ilusiones que no se cumplieron y se quedaron en el lado de la línea que pertenece a lo olvidado.

Se encuentran personas que te matan, que dejan de recordarte. 
Malestares en el corazón o en la piel.

Detrás de las inquebrantables miradas tristes hay historias o galaxias tatuadas en la piel en forma de heridas.

Hay personas ahogadas en llanto, idealistas reprimidos, amantes sin reciprocidad, parejas que se sienten vacías después de tener sexo.

Hay niños que pierden sonrisas, que intentan buscarlas pero jamás las encuentran pues existen muros altísimos que impiden su reencuentro con la felicidad.

Se encuentran personas que se sienten invisibles, que escriben lo que su interior grita pero que nadie escucha, que quieren para el mundo y bajarse un rato, que quieren rebelarse y mostrar cuán desdichados son.

Jóvenes que quieren salirse del desfile de vanidad y conformismo en el que viven, que quieren enamorarse pero tienen miedo, que quieren expresarse, que desean vivir, vivir en toda la extensión de la palabra.

Existe esa lucha de formar una país mejor, devorada por el gran sistema y las leyes que reprimen todo intento de cambio.

Existe la decepción de las metas pérdidas.

Existen todos esos otros ojos que te lanzan miradas en forma de discriminación porque piensas distinto, porque tienes preferencias que los terceros no entienden.

Existe tu primera experiencia con la muerte a la que se lo ocurrió llegar sin invitación llevándose en su andar a ese ser querido que creías tendrías por varios años más.

En un peor caso, tu mirada se encuentra tan vacía como tu corazón.

Desearía saber en cuál de todos estos puntos se quedó el brillo de mis ojos… 
Ojalá el destino me permita que dentro de toda esta desolación me cruce en el camino con una de esas personas con mirada radiante de paz y tranquilidad, con habilidad de hacerte soñar sin siquiera hablar, con unos ojos que destilen esperanza, con un efecto que disuelva toda decepción, que transforme mi mirada, que por ahora se encuentra desconsolada, vacía, hueca, totalmente perdida.


— María Celeste R. & Jocef Carrillo 

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