Llevamos tanto tiempo lidiando con nosotros mismos que ya se nos han olvidado las miradas furtivas y los reproches gritando hacia el espejo.
El encierro me ha reconciliado conmigo misma, con la que fui hace diez años y con la que seré.
Yo no sé si esto terminará pronto ni si seguiré cuerda para entonces, sólo sé que ya no tengo miedo porque ya he hecho lo que más me aterraba:
pedirme perdón.

-María Celeste R.

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